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DIBUJAR A SINIESTRA


Una persona creativa es aquélla qua puede procesar de maneras nuevas la información de que dispone, los datos se

nsoriales que todos recibimos. Un escritor necesita palabras, un músico necesita notas, un pintor necesita percepciones visuales, y todos ellos necesitan algún conocimiento de las técnicas de sus respectivos oficios. Pero cualquier individuo creativo ve instintivamente posibilidades de transformar los datos ordinarios en una nueva creación, trascendiendo la materia prima empleada.


En otros tiempos se pensó que los individuos zurdos tenían una organización cerebral invertida con respecto a los diestros: sus funciones verbales (lenguaje, escritura, etc.) estarían en el hemisferio derecho. Pero las investigaciones más recientes indican que no es así, y que la mayoría de los zurdos tienen las funciones verbales en el hemisferio izquierdo, como el resto de las personas. Una excepción podrían ser los zurdos hijos de madres zurdas, que quizás tengan las funciones verbales en el hemisferio derecho.

No está nada claro que el ser zurdo favorezca la facultad de acceder a las funciones del hemisferio derecho, como el dibujo. Una cosa que sí parece clara es que dibujar con la mano izquierda (cuando se suele hacer con la derecha) no sirve para conectar con los procesos del hemisferio derecho. Los problemas de visión que impiden a una persona dibujar bien no desaparecen simplemente cambiando de mano; lo único que se consigue es que el dibujo sea aún peor. Y, por el contrario, una persona que sepa dibujar puede hacerlo con la mano derecha, con la izquierda, sujetando el lápiz con los dientes, o -con los dedos de los pies si es necesario, porque esa persona ha aprendido a ver.

Visualizar e imaginar son dos componentes importantes de la capacidad para el dibujo. Para dibujar algo, el artista mira el modelo, lo «fotografía» con la mente, mantiene la imagen en la memoria y después mira al papel y dibuja. Otra mirada, otra imagen fijada, más dibujo, y así sucesivamente.
La mayoría de los adultos occidentales no desarrollan su talento artístico más allá del nivel que alcanzan a la edad de nueve o diez años. En la mayoría de las actividades mentales y físicas, las habilidades de un individuo cambian y se desarrollan según se avanza hacia la edad adulta. Sin embargo, el progreso en el dibujo parece detenerse inexplicablemente a una edad temprana...pero, por suerte, Augusto siguió desarrollando su talento.















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